jueves, 2 de agosto de 2007

Contra el canon digital y la SGAE

Estoy harto de pagar a una entidad privada (la SGAE; creo que hay otras) por comprar un CD en el que grabar mis fotos o mis archivos informáticos. Estoy harto de que quieran cobrar por casi todo: un aparato de vídeo, una cadena musical, una memoria informática, una línea ADSL... En resumen: ¡Estoy harto!

Estoy incluso harto de que un hotel tenga que pagar un canon para que sus clientes vean la televisión en el establecimiento. Veamos, el hotel no dispone de televisores como un negocio, sino como un medio de que los clientes dispongan de las mismas comodidades de las que disponen en su casa. Si en su casa pueden ver la televisión, ¿por qué no en el hotel?

Y es que las sociedades de autor cobran por todo: de las cadenas de televisión y radio por emitir programas, de hoteles y bares por disponer de reproductores, de la venta de soportes por si se graba alguna obra, de la venta de reproductores por si se reproduce alguna obra, de... por si...

Y estoy harto también de comprar vídeos o DVD y tener que soportar el cartelito que me trata como a un delincuente advirtiéndome de que ésa es una obra protegida, y de que está prohibida su reproducción en determinadas circunstancias, y de... y de... El susodicho cartelito sólo está en los soportes legales, es decir, sólo lo tienen que soportar los clientes honrados que han comprado el soporte legal... ¡En los piratas no figura!

Y también estoy harto de que esos mismos autores no protesten cuando se masacra una película pasándola por televisión con interrupciones de veinte minutos cada cuarto de hora.

Y no es que esté en contra de los legítimos derechos de los autores. Lo que pasa es que la regulación debe ser otra y mucho más justa.

Con la situación actual es como si me cobraran un canon cada vez que comprara una hoja de papel por si me copio en ella unas páginas del Quijote... y me cobraran también cada vez que me compro un lápiz... y cobraran al hotel si me deja una libreta en la habitación... y encima tuviera que soportar una notita en cada hoja legal recordándome que no puedo copiar algo en ella.

La tecnología ha hecho un gran favor a los autores: ¿cómo se podrían vender las ingentes cantidades de películas, discos, libros, etc sin tecnología?... antiguamente, los autores se veían constreñidos a cobrar cada vez que hacían una obra en directo, ante su público, y nada podían reclamar por unas copias que no existían.

Pero ahora la tecnología les supone un pequeño inconveniente: es muy fácil hacer copias de las obras, y eso hace que se les puedan escapar derechos... veamos, no tantos. Reproducir un libro mediante fotocopias es bastante más caro que comprar el libro original, leerlo en un soporte informático es bastante perjudicial para los ojos, los cantantes pueden obtener dinero de sus actuaciones y de las ventas legales (que si abarataran su precio se verían notablemente aumentadas), los directores, actores y demás autores de cine cobran por los visionados en salas, cuyo encanto es bastante superior al de los visionados domésticos. Así pues, señores de la SGAE, no se quejen tanto de la tecnología.

Por otra parte, ¿quiénes se quejan? Autores superventas que deberían estar infinitamente agradecidos al sistema y que pretenden seguir exprimiendo el limón (por no decir otra cosa.) ¿Para qué dar nombres? Véase la nómina de la SGAE.

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