lunes, 14 de enero de 2008

Sembrar vientos...


No debemos preocuparnos por la mala marcha de la economía. Bush y Sarkozy ya se han puesto manos a la obra: Sarkozy acaba de cerrar contratos militares por 40.000 millones de euros en Arabia el mismo día que Estados Unidos podría hacer pública una gran operación de este tipo en el Golfo Pérsico.


Eso, llenemos el polvorín de Oriente Próximo, el negocio es redondo: las industrias nacionales de Francia y EE.UU. se verán apoyadas por una inyección de petrodólares que, sin duda, impulsará la economía. Al mismo tiempo, las "grandes democracias" de Oriente Próximo se verán militarmente fortalecidas para hacer frente a los díscolos del eje del mal.


¿A quién le importa que esas armas puedan apuntar en dos direcciones?, ¿a quién le importa que puedan matar?, ¿a quién le importa en qué manos puedan caer?, ¿dónde están las armas que EE.UU. le vendió al Shah?, ¿dónde las armas vendidas a Irak para hacer frente a Irán?, ¿dónde las armas vendidas a Pakistán y a los talibanes para hacer frente a la URSS?. No aprendemos, ¿o aprendemos demasiado?.


A uno le gustaría que el sucesor de aquél que fustigó a los mercaderes en las puertas del templo le imitara. Pero no, está más ocupado en dar la espalda a la realidad, en criminalizar el relativismo y en proclamar que él tiene la única y absoluta verdad. Veinte siglos enseñan a no meterse con los poderosos.


Y sin embargo... vender armas es un crimen, lo haga un gangster, Sarkozy o Bush.

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