miércoles, 26 de noviembre de 2008

Cómo resolvería la crisis


No, no tengo ninguna receta mágica. Las soluciones que voy a aportar ya están dadas por otros muchos. Soy Keynesiano y como tal, creo que es el gran momento para dinamizar la economía a través de grandes proyectos estatales que den una rentabilidad futura importante. En concreto, en España, empezaría por:
  • Modernizar e informatizar la administración de Justicia. Un lastre hasta ahora para la democracia española. Es necesario desterrar esos decimonónicos archivos repletos de legajos humedos y malolientes. Es necesario escanear toda la documentación, desterrando el papel. Para ello sólo hace falta: invertir en escáneres y poner parados a trabajar (no hace falta ni siquiera formarlos, cualquiera sirve para escanear o fotocopiar un documento). Informatizar, en definitiva, la justicia.
  • Situar la cultura española en el lugar que le corresponde, poniendo en Internet, a disposición de todos los usuarios todo el legado cultural que sea posible, completando lo más posible la wikipedia en español, traduciendo obras de otros idiomas y poniéndolas en la red.

  • Poner nuestro granito de arena en la investigación de energías alternativas, gran proyecto que Obama parece que tiene en cartera.

  • Completar nuestras necesidades en grandes infraestructuras: carreteras, puertos, aeropuertos, etc. para cubrir nuestras necesidades presentes y futuras. Siempre con una escrupulosa protección del medio ambiente y de las necesidades humanas (que no pase como con esa anciana que ha muerto después de que le expropiaran su casa y la realojaran en un piso, un poco de humanidad, señores)

  • Inversión en transporte público, que permita prescindir lo máximo posible de ese cáncer de la humanidad que es el coche...

Seguro que podríamos encontrar muchas otras inversiones semejantes que sirvieran para dinamizar la economía y poner al país en marcha. Al fin y al cabo Keynes dijo que, si era necesario, había que poner a la gente a cavar zanjas para rellenarlas después, no creo que eso sea necesario, hay muchas inversiones más rentables socialmente.

En definitiva, se trata del momento de la empresa pública, una empresa pública que debe abandonar su modelo decimonónico funcionarial, burocrático e ineficiente para avanzar en sus vertientes de: rentabilidad tanto social como económica, eficiencia, buen hacer, servicio público...

Y para todo ello, menester es acabar con cualquier atisbo de corrupción, displicencia, burocratismo, indolencia, pasotismo, etc.

Así, se puede y se debe salir de la crisis.

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