La inmensa, inacabable, estepa mongola. La infancia y juventud de un mito: Temuyín, el futuro Gengis Kan. Vidas duras, esclavizadas, sojuzgadas por una naturaleza cruel y por una humanidad despiadada. Cine épico en estado puro.
Gengis Kan, un personaje poco conocido, guerrero y bárbaro, pero también civilizador, legislador y precursor de la modernidad. Dijo: "El mayor placer es vencer a tus enemigos, robarles sus riquezas y ver a sus seres queridos bañados en lagrimas, montar sus caballos y tocarle los pechos a sus esposas y sus hijas. " Pero fue tolerante en materia religiosa, unificó y legisló un imperio y dejó un impresionante legado.
Ni un rostro occidental, qué descanso, y... sin embargo, cine a la manera de Hollywood, espectacularidad, grandes paisajes, actores eficaces, buen vestuario y ambientación, guión austero y respetuoso con la historia, buen montaje.
Algunos fallitos: demasiada violencia en los combates, aunque explicable por el personaje retratado, y alguna licencia para dar más espectacularidad a las luchas. Especialmente chirriante la escena de los jinetes con dos espadas.
En definitiva: buen y eficaz cine épico, uno se queda con ganas de ver más, de ver qué se hace de nuestro Temuyín.

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