Otra vez... la guerra... la infinita guerra... la eterna guerra.

Ahora es en el Congo, pero toda la historia de la humanidad está marcada a sangre y fuego, en todos sitios, en todas las épocas.
Otra vez ese maldito jinete azotando la tierra, ¡cuántas veces lo hemos visto ya!, ¡cuántas veces las pobres gentes han tenido que coger sus pocas pertenencias y huir.. huir...!
Huir, no se sabe dónde, ni en qué condiciones, con los colchones, pobres colchones al hombro, pasando calor, frío, hambre, sed, calamidades... a merced de su suerte... resignados...
Los ojos de la mujer lo dicen todo: atónitos, estupefactos, mirándonos, mirando nuestra inutilidad, nuestra apatía, nuestra indiferencia... "¡y tú qué haces!" -parecen decirnos- "¡qué miras!"
y nosotros, ¿qué respondemos? Nada, silencio...
Y, ¿qué contesta Dios?, al parecer está muy ocupado buscando un camino para que Sarah Palin pueda llegar a la Casa Blanca... No, si Dios existe, seguro que tiene otras prioridades...
¡Cuánta caradura en el mundo!
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