La duda es la fuente de la tolerancia. La tolerancia es la fuente de la convivencia. La convivencia es la fuente de la democracia. La duda es la fuente del progreso, la fuente de la innovación. Nada más peligroso que alguien que esté seguro de algo: ¿cuántos salvapatrias seguros de sí mismos no han terminado como sangrientos dictadores y tiranos?, ¿cuántos muertos no ha habido en la historia por la seguridad en un dios?
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Y sin embargo, el hombre se empeña en tener certezas, en aferrarse a verdades sólidas, ¿para qué, si todas han acabado cayendo? La tierra era plana, nada más pesado que el aire podía volar, Dios hizo el mundo en siete días,... ¡Cuánta gente segura de hablar con Dios!... especialmente en los desiertos, pero también en otras partes... y, ¿qué han conseguido? sangre, muerte y destrucción.
Y, ¡cómo los seguros de sí mismos distorsionan las cosas!, cómo de las palabras de aquel que dijo: amaos los unos a los otros, sus seguidores llegaron a la inquisición, cómo se pasó de la yihad del Corán a la yihad de los terroristas. Todo gentes seguras, absolutamente seguras y sin atisbo de duda.
¡Ay si Copérnico no hubiera dudado de que la tierra era el centro del universo, ay si no se hubiera dudado de que la tierra era plana, ay si no se hubiera dudado de las palabras de viejos sabios..., de viejos oráculos..., de viejas ideas... Hay que dudar de todo, hasta de la propia existencia. Por eso me cae tan simpática esa corriente filosófica empírica que naciendo de Berkeley, pasa por Locke y desemboca en Hume, y que más o menos viene a decir que no podemos estar seguros de nada. ¿Podemos estar seguros de que nos quemamos? acaso sólo sea una impresión colocada en nuestra mente por Dios, ¿podemos estar seguros de que existimos? acaso sólo seamos un sueño de un dios borracho, ¿podemos estar seguros de Dios? acaso sólo sea el sueño de un hombre loco, ¿podemos estar seguros de que existen los demás?...
En efecto, una de las preguntas que más me irritan es: ¿estás seguro? mi respuesta suele ser: en la vida, no estoy seguro de nada. Lo cual no quiere decir que no podamos tener opiniones y obrar con firmeza, sí, pero siempre concediendo resquicios a la duda y a la tolerancia... en caso contrario... los seguros de todo acabarán con el mundo.
Así pues... reflexionemos y dudemos.
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