
Así tenemos la democracia: el mejor de los sistemas políticos (o por lo menos el menos malo, en famosa expresión de Winston Churchill), también éste tiene sus vulnerabilidades, sus puntos débiles.
¿Cómo si no podemos calificar al inefable Silvio Berlusconi?... es evidente que su elección ha sido impecablemente democrática, nada pues que reprochar desde este punto de vista... y sin embargo... qué impropias de la democracia son sus palabras, sus maneras y sus hechos, qué desprecio por el interés general el que manifiesta desde su gobierno, qué machismo rezuman sus palabras, según él, en Italia, para evitar las violaciones debería haber tantos soldados como chicas guapas... ¿cómo puede gobernar un tío así?
Pero es que, si pensamos, nos encontramos en España con un caso similar, ¿acaso no gobernó Jesús Gil un ayuntamiento desde la corrupción y el desprecio por la gente?
Y podemos seguir más dramáticamente, ¿acaso no accedió Hitler al poder democráticamente?...
Sin duda, son talones de Aquiles de la democracia, sus vulnerabilidades, sus puntos débiles, por ellos fue cogida la democracia al sumergirla en las fantásticas aguas del río Estigia.
¿Solución? sólo se me ocurren tres: educación, educación y educación... y aún así, no estoy seguro de acabar con este talón de Aquiles.
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