domingo, 15 de febrero de 2009

Quevedo versus Góngora

... y ya que en el último artículo citábamos al genial poeta Góngora, no podemos en éste dejar de citar a su íntimo enemigo, el no menos genial, Quevedo.

Y ya que tanto hemos defendido el pacifismo, el no a la guerra, en esta serie de artículos. ¡Ójala que todas las guerras fueran como la que mantuvieron nuestros dos geniales poetas!... guerras incruentas, sólo basadas en el ingenio, la inteligencia, la genialidad... guerras sin duda crueles, pero sin muertos, sin heridos, sin damnificados, sin mutilados, sin viudas, sin huérfanos, ... guerras comme il faut.

Y como muestra un botón, andanada de Quevedo contra Góngora (y perdón por el patente antisemitismo de la obra, con el que evidentemente estoy en desacuerdo, y que sólo puedo explicar, que no justificar, por el contexto histórico del Siglo de Oro):

Yo te untaré mis obras con tocino
porque no me las muerdas, Gongorilla,
perro de los ingenios de Castilla,
docto en pullas, cual mozo de camino;

apenas hombre, sacerdote indino,
que aprendiste sin cristus la cartilla;
chocarrero de Córdoba y Sevilla,
y en la Corte bufón a lo divino.

¿Por qué censuras tú la lengua griega
siendo sólo rabí de la judía,
cosa que tu nariz aun no lo niega?

No escribas versos más, por vida mía;
aunque aquesto de escribas se te pega,
por tener de sayón la rebeldía.

... y seguiremos con alguna contestación del amigo Góngora, que tampoco tendrá desperdicio...

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