jueves, 18 de diciembre de 2008

Mal camino


En el artículo "Tipos de interés" decía que estoy en general de acuerdo con la mayoría de medidas tomadas contra la crisis. Como rectificar es de sabios equivocados, después de reflexionar, me veo en la obligación de realizar una rectificación.

Veamos, la mayoría de medidas tomadas van en una dirección: poner liquidez (dinero) en manos de empresas y particulares para estimular el consumo y reactivar la economía, ahora bien ¿es necesario estimular el consumo? lo de reactivar la economía ya ni me lo pregunto, asumo que es necesario.

El origen de la crisis hay que buscarlo en un exceso de crédito que ha hecho que los ciudadanos de muchos países occidentales hayan vivido por encima de sus posibilidades durante décadas (desde la era Reagan). Si el exceso de consumo está en el origen de la crisis ¿cómo saldremos de ella estimulando precisamente el consumo?

No, parece un contrasentido y... sin embargo, necesitamos estimular la economía, ¿cómo?

Pues bien, parece el momento del estado. El estado es quien puede y debe proporcionar puestos de trabajo que permitan aumentar el nivel de vida de los países de una forma armónica, equilibrada y global (no puede ser que la mayor parte de la humanidad quede fuera de esa mejora de bienestar, todos debemos participar de él) ¿cómo?

Pues realizando aquello que debe realizar: la labor social, las infraestructuras, la seguridad y defensa, la sanidad, la educación, todo ello debe ser área exclusiva del estado, que debe invertir en ellas ¿cuántos centros para discapacitados no hacen falta? ¿cuánta atención a dependientes? ¿cuánta mejora en la educación? ¿y en la sanidad? ¿cuánto que hacer en cuanto a seguridad ciudadana? ¿en cuanto a cultura?... sí, parece que es el momento del estado.

Ahora bien, el estado tiene dos grandes tareas que aprender para afrontar estas inversiones con garantías: acabar con la corrupción (el todo hiede), y aprender de la empresa privada en cuanto a buena gestión empresarial (tenemos que acabar con el modelo funcionarial burocrático dibujado en esta bitácora en varios artículos); estos dos son requisitos imprescindibles para que la inversión pública funcione; con ellos se pueden crear muchísimos puestos de trabajo y aumentar el bienestar de todos.

Naturalmente es necesario afrontar estas inversiones con recursos ¿de dónde tienen que salir? sólo hay una fuente: los impuestos. Es necesario pues reformar el sistema fiscal de un modo también global, es necesario que, de una vez por todas, pague más quien más tiene, es necesario un sistema más justo, eficaz y sencillo.

Hoy he leído la noticia de que el gobierno rebaja la fiscalidad de los banqueros y altos ejecutivos: vamos por mal camino. No, lo que hay que hacer es lo contrario: aumentar los impuestos de los que más tienen, aumentar la fiscalidad a las rentas del capital (18%) para, cuanto menos, igualarlas a las del trabajo (que pueden llegar a niveles cercanos al 50%), es necesario que las rentas del capital tributen en función de su período de generación (para evitar la especulación)...

El comunismo se derrumbó hace veinte años, el capitalismo se está derrumbando ahora. No hay que elegir entre ellos, lo necesario es hacer una síntesis hegeliana entre ambos: elegir lo mejor de los dos sistemas (ambos tienen cosas muy buenas y cosas muy malas)... Veremos cuándo un economista valiente se pone a la labor y realiza una obra que supere a "La riqueza de las naciones" y a "El capital". Hay que superar a Adam Smith (siglo XVIII) y a Carlos Marx (siglo XIX).

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