Penoso el caso de espionaje en el seno del Partido Popular madrileño, y penoso por dos consideraciones principales:
- Patético es el espionaje en sí, el hecho de que una persona siga a otra, indague en su vida privada, busque en sus tripas vitales, acose... , mucho más si lo hace con una falta absoluta de profesionalidad. El caso concreto de estos espías madrileños es bochornoso, a su lado, Mortadelo y Filemón son agentes secretos de primera categoría. Sus chapuzas pueden entrar a formar parte de la antología del disparate. Ya comenté en otro artículo que la seguridad debía estar bajo el poder único y legítimo del estado, cualquier seguridad privada o sectaria debería estar terminantemente prohibida por la constitución.
- Pero ya que el espionaje, por inmoral, ilegal y fuera de toda razón que sea, ha existido, ya que existen informes (no sé porqué ahora les llaman dossieres), veamos e investiguemos lo que éstos dicen: sobre la política ronda la sospecha de la corrupción, del mal uso de caudales públicos, de enriquecimientos fulgurantes, de... En Baleares tenemos casos bochornosos como el del dinero enterrado en la caja de Colacao o el de las facturas de la funeraria abonando viajes de familiares y amigos, la construcción faraónica de obras inútiles y otras similares. Así pues, ya que existen los informes, investiguémoslos.
Lo dicho... patético...
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