Sinceramente, en un mundo de guerras constantes, no sé qué pinta un premio dedicado a la paz. Claro que con premiados tan belicistas como Theodore Roosevelt, Henry Kissinger, Mijail Gorbachov o Yasir Arafat el premio se descalifica por sí mismo. No, consigamos primero la paz, y después veremos a quién premiamos por haberla conseguido.
Bien, este año el premio lo han obtenido Al Gore y la oficina del cambio climático de la ONU. No es de los premios más criticables... pero, considerar que la lucha contra el cambio climático contribuye a la paz, así, sin oposición a las múltiples guerras que hay hoy y que nada tienen que ver con él es ir un poco lejos.
Además, las medidas propuestas hasta ahora me parecen ridículas y no atacan la raíz del problema. No, hace falta, como ya he insistido en otros artículos, un cambio de modelo económico y social, y eso no es precisamente lo que propugna Al Gore.
De todas formas... no me disgustaría que fuera el próximo presidente de EE.UU.
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