A lo largo de estos artículos me he ido decantando por una política de seguridad, sanidad y educación públicas, por diversas razones.
En el caso de la educación el tema me parece especialmente relevante: el niño no nace en un medio aislado, sino inserto en una sociedad, una sociedad que quiéralo o no le proporciona una serie de valores, entre ellos el valor de la igualdad.
Quiérase o no, el valor de la igualdad no está dado en la naturaleza: en efecto, todos nacemos diferentes, con una diferente dotación genética y unas cualidades diferentes... esto me parece indiscutible.
Es la organización social la que, para mantenerse, debe inculcar en nosotros esa aspiración de igualdad: cuanto menos la igualdad de oportunidades, si no hablamos ya de la igualdad de resultados. Esa igualdad es fundamental para mantener la cohesión social a que se ha llegado en la actualidad.
Y esa igualdad es muy difícil de mantener sin una educación universal, gratuita, pública y lo más igual posible para todos... educaciones diferentes sólo conducirán a elitismos que, a la larga, perjudicarán la sociedad.
Por ello, no puedo estar más en desacuerdo con la noticia de que la Generalitat abre la puerta a una educación exclusivamente doméstica, por los padres, sin acudir a la escuela.
¿Estarán unos niños así educados en igualdad de condiciones que los demás, en igualdad de oportunidades? obsérvese que no digo mejor ni peor, sino en igualdad de condiciones, tanto si están mejor como si están peor, es dañino para la sociedad. Cualquier elitismo, sobre todo de partida, es dañino...
Y todo ello sin perjuicio de que, aparte de la educación pública, los padres puedan inculcar los valores que quieran en sus hijos...
2 comentarios:
no puede haber una buena eduación con esta sociedad, cómo van a estudiar los chavales si ven cuantos capullos se forran en la telivisión o al deporte, a parte de casos más graves.
Totalmente de acuerdo, Lluís, pero, si no empezamos por la educación, ¿por dósde tenemos que empezar para cambiar esta demencial sociedad?
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