domingo, 19 de agosto de 2007

Receta para hacerse millonario


Bien, vamos, al estilo de estos libros de autoayuda que tanto proliferan últimamente en las estanterías de nuestras librerías, a dar unos cuantos consejos para que ustedes puedan hacerse con un sustancioso capital. Sólo un consejo preliminar: abandonen absurdos escrúpulos de conciencia. Los grandes hombres (algunos grandes hombres) han conseguido abandonarlos. Quizá tenía razón el inmortal Balzac: "Detrás de toda gran fortuna hay un crímen". Vamos pues con los consejos:




  1. Hágase político. Diga que el servicio público es su prioridad y la única razón de su existencia, pero aproveche para pulular por Ayuntamientos, Diputaciones, Gobiernos, Consejos, y demás centros de poder. Recopile información, haga amigos (aunque los odie), sonría, vístase pulcra y elegantemente. Corbata imprescindible. Recuerde: información, información, información y amigos, amigos, amigos. Aquí se empiezan a cocer importantes negocios.


  2. Tome decisiones que favorezcan el negocio: que hay un hospital bien situado, cerca de un gran parque, con buenas vistas, en un entorno privilegiado,... un hospital que, por poner un ejemplo, se llame Son Dureta, déjelo caer, niéguele cualquier mantenimiento, haga que luzca sucio e incómodo, satúrelo de pacientes que se sientan maltratados. El hospital empezará a declinar, a parecerse a la Casa Usher del fantástico Edgar Allan Poe.


  3. Diga que es imposible ya reformar el hospital, que las obras serán una incomodidad para los pacientes, y tome la decisión de construir un nuevo hospital en otra parte. Haga del nuevo hospital un centro de desarrollo urbanístico, construya equipamientos, viviendas, residencias de ancianos, etc. alrededor del mismo. Verá como las comisiones empezarán a acudir raudas a sus bolsillos.


  4. Ahora viene la jugada maestra: una vez construido y en funcionamiento el nuevo hospital, convenza a la gente de la inutilidad de las viejas instalaciones. Díga que su afán es el servicio público y dedique una pequeña parte de su superficie a parque (hay que cubrir las apariencias). Al fin y al cabo, no hace falta mucha porque ya hemos dicho que estaba al lado del parque de Bellver (¿o no lo habíamos dicho?).


  5. Remate la faena recalificando el resto de terrenos para la construcción de viviendas de "alto standing"; construya al lado centros comerciales y de ocio donde los ricos habitantes de las nuevas viviendas puedan gastar sus dineros.


  6. Una buena comisión en cada operación de intermediación y algún negocio directo (si bien es conveniente que se haga a través de testaferros) asegurarán que sus bolsillos se llenen de dinero caliente que podrán dedicar a otros negocios.

Recuerde que esta receta constituye únicamente un ejemplo. Su imaginación le permitirá encontrar múltiples ejemplos semejantes: la destrucción y reconstrucción de un barrio entero, la construcción de carreteras y autopistas (copando previamente los negocios auxiliares: canteras, transportes, maquinaria...), etc. Zola nos ofrece buenos ejemplos.


Y recuerde también que todos estos proyectos sólo tienen un único objetivo: el interés general, por supuesto, una buena atención sanitaria, una buena infraestructura de transportes que haga que se reduzcan los accidentes, etc. El hecho, totalmente accesorio, de que usted se llene de oro los bolsillos es un efecto colateral, sin más importancia para el interés general.


Y no se preocupe, que estos hechos no se van a agravar a raiz de la publicación de esta humilde receta, vienen ya siendo práctica habitual en nuestras sociedades.


Seguiremos reflexionando...

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