viernes, 9 de enero de 2009

Democratización y justicia internacional

La democracia, en su forma moderna, se fue implantando gradualmente en el mundo a partir de la revolución inglesa, cuando en 1653 se publica el instrument of government, que establece las primeras limitaciones legales al poder real, y la idea se refuerza con la independencia de los Estados Unidos en 1766 y la revolución francesa de 1789, a partir de ahí, el mundo occidental se embarca en un proceso que, con paradas y marchas hacia atrás, conduce a la democracia actual tal y cual la conocemos, con todas sus limitaciones, pero que constituye, como decía Churchill el menos malo de los sistemas políticos.

Paralelamente, el derecho, plasmado en los distintos ordenamientos jurídicos se ha ido adaptando paulatinamente a efectos de recoger en su seno las concepciones democráticas de la vida.

Ahora bien, hay un campo en el cual ni la democracia ni el derecho han entrado en absoluto: las relaciones internacionales. Ello se refleja hoy, en todo su dramatismo, en el conflicto palestino-israelí, pero los ejemplos podrían ser abrumadores:
  • Ningún país elige democráticamente a sus representantes en organismos internacionales (la única excepción es el parlamento europeo, órgano de bastante bajo nivel de decisiones).

  • No existe ningún organismo internacional capaz de oponer resistencia a decisiones tomadas por la fuerza.

  • El Consejo de Seguridad de la Onu es un cachondeo sin ninguna razón de ser, con miembros permanentes y rotatorios (¿por qué?) y con derecho de veto por parte de los miembros permanentes (el mismo disparate que el medieval derecho de pernada).

  • El derecho internacional sencillamente no existe.

  • Los tribunales internacionales de justicia son totalmente inoperantes a efectos ordinarios (sólo se ocupan de casos flagrantes y aún con escasa operatividad).

  • Sigue funcionando el dicho de Napoleón: "Dios está del lado de los grandes batallones".

  • ...

Seguro que tardaremos siglos en conseguirlo, pero es urgente que este mundo se plantee ya la necesidad de una democracia y un derecho internacionales... son fundamentales para la supervivencia del planeta.

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