
Paralelamente, el derecho, plasmado en los distintos ordenamientos jurídicos se ha ido adaptando paulatinamente a efectos de recoger en su seno las concepciones democráticas de la vida.
Ahora bien, hay un campo en el cual ni la democracia ni el derecho han entrado en absoluto: las relaciones internacionales. Ello se refleja hoy, en todo su dramatismo, en el conflicto palestino-israelí, pero los ejemplos podrían ser abrumadores:
- Ningún país elige democráticamente a sus representantes en organismos internacionales (la única excepción es el parlamento europeo, órgano de bastante bajo nivel de decisiones).
- No existe ningún organismo internacional capaz de oponer resistencia a decisiones tomadas por la fuerza.
- El Consejo de Seguridad de la Onu es un cachondeo sin ninguna razón de ser, con miembros permanentes y rotatorios (¿por qué?) y con derecho de veto por parte de los miembros permanentes (el mismo disparate que el medieval derecho de pernada).
- El derecho internacional sencillamente no existe.
- Los tribunales internacionales de justicia son totalmente inoperantes a efectos ordinarios (sólo se ocupan de casos flagrantes y aún con escasa operatividad).
- Sigue funcionando el dicho de Napoleón: "Dios está del lado de los grandes batallones".
- ...
Seguro que tardaremos siglos en conseguirlo, pero es urgente que este mundo se plantee ya la necesidad de una democracia y un derecho internacionales... son fundamentales para la supervivencia del planeta.
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