Estoy en contra no ya del gremialismo, sino de cualquier forma de gregarismo en tanto en cuanto dicho gregarismo se convierte en una defensa irracional del propio grupo frente a otro. No, escribía Machado en su Juan de Mairena: La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero, y aunque el porquero no quedara totalmente convencido a mí sí que me convence.
Odio que españoles den la razón irracionalmente a españoles frente a..., que ingleses la den a ingleses frente a..., que economistas la den a economistas frente a..., que jueces la den a jueces frente a...
Viene esto a cuenta de la reciente polémica con respeto a la decisión del Consejo General del Poder Judicial de despachar el asunto del juez Tirado con una multa ridícula. Se trata de una decisión claramente gremialista, gregaria en definitiva.
Nunca me han convencido mucho los jurados populares, pero si en algún caso están éstos justificados, es en éste: en la deliberación y acuerdo de penas frente a los casos en que un juez no actúe correctamente.
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