Veinte años hacía que había comprado mi aparcamiento.
Veinte años hacía que venía usándolo sin problemas, pagando mis deudas con hacienda y con la comunidad de propietarios. Veinte años, no 15 días ni un mes, no, veinte años.
Veinte años hacía, allí lo tenía, ante mis ojos, fecha de la
escritura: 20 de Noviembre de 1.989. Más de veinte años.
Por eso no podía creer lo que veía en la puerta del aparcamiento: Se vende aparcamiento nº46 629081759. ¿Quién vendía mi aparcamiento si no era yo?, ¿quién se había confundido?, ¿quién?
Llamé al número indicado, salió el contestador automático. - Mire, he visto que vende usted el aparcamiento 46 de la calle... , le informo que dicho aparcamiento es de mi propiedad, por favor, llámeme para aclarar el asunto.
Nada, ninguna llamada.
Le llamo yo: - ¿Puede usted acreditar su propiedad del aparcamiento? - me dice en un tono ofensivo y desagradable. - Por supuesto - contesto - tengo la correspondiente escritura -. - Le indico que el aparcamiento es mío - amenaza el sujeto - he consultado el registro de la propiedad y no figura usted como propietario -. -Espere un minuto y le encontraré la escritura. -
Vuelvo a llamar: -Aquí tengo la escritura - le confirmo y procedo a leérsela. - Bueno, pero no está usted registrado - me indica, por tanto el aparcamiento no es suyo -. -Pero bueno, - contesto - usted ¿quién es? -. -Bueno - contesta - no tengo porqué ya que es usted el que me ha llamado, pero se lo diré, me llamo Antonio Calafat y soy representante de (ponga el lector el nombre de la principal entidad financiera española) -.-Mire, le he dicho que soy el propietario desde hace más de quince años, he venido usando el aparcamiento, no me diga usted tonterías -.- No señor, el banco ha embargado al anterior propietario y usted no estaba registrado, por tanto ahora el aparcamiento es del banco -. - El anterior propietario le estafó, le estafó, se la metió bien metida.- continúa ante mi estupefacción. Cuelgo
Compruebo en internet: el registro de la propiedad no es obligatorio.
Vuelvo a llamar: - Le informo que el
registro de la propiedad no es obligatorio -. - Usted no sabe nada, - contesta con arrogancia - consulte a un abogado. El aparcamiento es del banco -. -Mire - contesto - su tono parece de la
honorata societá, le repito que el aparcamiento es mío y no quisiera ver a nadie en él. - Prosigue la discusión, le cuelgo.
El registro de la conversación no es literal, sino de memoria, pero si acaso se queda corto en la descripción de las amenazas y el tono que utilizó el individuo Calafat.
Al día siguiente acudo al registro de la propiedad para un trámite que no es obligatorio.
Próximamente el desenlace.